lunes, 30 de junio de 2008

Ostracismo en pleno siglo XXI

Como ayer, el terror del Estado intenta silenciar las voces de los hombres que aman a la Patria Grande y que están dispuestos, en un acto patriótico, a morir por ella. Ayer desterraron a Manuelita, a Antonio Nariño y a Bolívar. Hoy, extraditaron a Sonia a Simón, en el mismo intento desesperado del fascismo por detener el avance de la lucha revolucionaria.

Así como ayer, estamos viviendo lo mismo hoy, nosotros los verdaderos revolucionarios, los que no claudicamos, los convencidos de que aquello que Bolívar inició nos toca terminarlo: la libración de nuestro terruño de las manos del imperio fascista y la devolución de todo lo usurpado a nuestros hermanos y hermanas indígenas, campesinos y todos los que han sido golpeados por los tiranos. No ha sido fácil y será difícil, pero no imposible. Todos los imperios han tenido su final y éste va en descenso, va agonizante, después de haber plagado de odio a la humanidad. No es un odio cualquiera, es la respuesta de nuestros pueblos después de haber recibido toda clase de atropellos y torturas, como estas que recibimos donde nos encontramos los prisioneros políticos, que con orgullo hemos enfrentado la arremetida de los tiranos, que cada día lo que consiguen es la firmeza de cada uno de nuestros hombres y mujeres, el gran orgullo de nuestros camaradas Sonia, Simón Trinidad e Iván Vargas, que a pesar de haber sido sometidos a toda clase de vejámenes, han sido ejemplo digno de orgullo y admiración, ejemplo que debemos seguir todos los revolucionarios que hoy enfrentamos esta Estado mafioso y paramilitar.

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