lunes, 30 de junio de 2008

Homenaje a Espartanos, los héroes del pueblo

Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos porque ellos siguen por ahí en el tiempo, en el recuerdo, en las poesías y las canciones, sus imágenes ya míticas llenan los espacios; En cada triunfo van a la vanguardia y en cada desgracia nos brindan la mano, porque ellos siguen por ahí con los ojos más abiertos porque al irse sólo se hicieron amor, ante el odio del asesino que los volvió inmortales.

Asi va MARTIN CABALLERO y sus muchachos, como sombras, como peso de conciencia en los tiranos y como fuerza moral indisoluble en las gigantes marejadas humanas desplazadas, como historia amamantada de dolor.

Las bombas sólo esparcieron en átomos sus nobles sueños; ellos se fueron abrazados unos a otros por la selva, como las plumas que se elevan hacia el cielo con el viento. Ellos se fueron bañados del perfume de capullos que se abrieron muy deprisa y lloraron sudorosos envolviendo la vida de perfume por un rato. Ellos se fueron despedidos de lágrimas que no salieron, que se volvieron balas para sonar hasta que perezca aquí el tirano del régimen que pretende acabar lo humano.

El silencio se hizo silencio por un rato para recordar a otros y para dejarlos tranquilos en esta hora de descanso. Ellos, que anduvieron agitados por la patria, que sufrieron frío, que le robaron el sueño a las noches y, silenciosos, emanaron sudor en caminos polvorientos. Todo por amor, a ti Colombiano, por amor a la patria y la causa altruista que es mi causa, la que sigo con amor y tal vez sólo cuando estemos reunidos en la justicia y la belleza de la patria grande, pueda descansar mi alma.

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