miércoles, 14 de enero de 2009

SINDICALISMO Y ENCRUCIJADA HOMENAJE ETERNO A LOS MARTIRES DE LAS BANANERAS 1928-2008.

Al cumplirse 80 años de la espantosa masacre del 6 de diciembre en Cienaga, estas líneas se unen al homenaje tributado a los mártires del proletariado colombiano.
Sin entrar a cuestionar la indiferencia de unos o la voluntad de otros, consideramos que el acto heroico de las bananeras se mantendrá con la grandeza que corresponde en la medida en que los dirigentes históricos no olviden el pasado, y los nuevos trabajadores dentro de su formación ideológico asuman el estudio de la historia del movimiento obrero colombiano y del desarrollo sindical y político de sus propias luchas como parte del proceso revolucionario. Lo que se realiza actualmente requiere mayor trascendencia, máxime cuando el gobierno de Uribe es tan entreguista como el de Abadía Méndez; el ministro Santos y las fuerzas armadas son similares a Cortes Vargas y a las tropas de 1928 y, la United Fruit Company de la época, es hoy la chiquita Brands que en Urabá financia al paramilitarismo y somete a los trabajadores y al campesinado.
Mas de mil trabajadores inermes cayeron bajo las ráfagas de las cuatro ametralladoras y de toda la fusileria que acordonaron la plaza, y durante cinco minutos se mantuvieron ininterrumpidamente disparando en ráfaga, de manera indiscriminada a la multitud de mas de 30 mil obreros concentrados ahí en esa fatídica madrugada del 6 de diciembre. La escalada de violencia se mantiene, las masacres se vuelven repetitivas y la sangre obrera continua derramándose cada vez que los trabajadores luchan por sus supremos intereses, o fijan posiciones en defensa de la patria.
Evocamos a Maria Cano, a Ignacio Torres Giraldo, pero hoy nos asiste la revolucionaria obligación de tener presente la gigante figura de RAUL EDUARDO MAHECHA, dirigente y organizador de la huelga en las bananeras y de las más grandes e importantes luchas obreras realizadas en Colombia durante la década del 30. Renunció a todas las comodidades personales, se entregó totalmente a las causas del proletariado. Perseguido, desterrado, odiado y puesto en el escarnio publico por la burguesía y el imperialismo; con la mayor convicción y capacidad respondió y oriento al movimiento sindical. Murió olvidado y enfermo en Bogota en 1938. Mahecha es un ejemplo de dignidad y abnegación. ¡Gratitud y reconocimiento eterno!
A partir de esta edición, mantendremos la presente columna como homenaje y debate vivo en la discusión sobre el sindicalismo en Colombia.

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